Todos y cuantos subimos a un escenario tenemos un recuerdo a este hombre, Federico García Lorca.
Los protagonistas de la Historia de España desde el 1936 al 1975, además de quitarle la vida, le escondieron, se lo robaron a las generaciones jóvenes de esos años, le arrancaron de los libros, fue un personaje maldito que alarga esa maldición hasta nuestros días, en los que aún permanecen las dudas del lugar donde reposan sus restos.
Todos y cuantos subimos a un escenario recordamos su legado: "los actores no deben olvidar los campos mojados por el amanecer, donde sufren los labradores y ese palomo herido por un cazador misterioso que agoniza entre los juncos sin que nadie escuche sus gemidos".
(En color rojo, palabras suyas y versos)
Te silenciaron y quisieron hacerlo también con tu recuerdo como todos los muertos de la tierra, como todos los muertos que se olvidan en un montón de perros apagados, pero como decía mi abuela, al morir te irías sobre las hojas más tiernas de los árboles más altos, para permanecer allí, lejos de ellos y de aquellos, para dormir el sueño de las manzanas y alejarte del tumulto de los cementerios. Dormiste un rato, un minuto, años... pero no pasó una noche sin sentir la sonrisa de las gentes sin rostro, y de tus ojos brotaron claveles sangrientos y de tus senos, rosas como la nieve blancas, que los jóvenes del mundo recogieron para que todos sepan que no has muerto.
Por el recuerdo de él y por el olvido de ellos. (ATAB)
El año 1998 se cumplía el centenario de su nacimiento.
Ese año, ATAB rindió homenaje a Federico interpretando los versos de "El llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejias", aprovechamos la amistad de Rosina Cornejo, su ballet y su disposición a colaborar. Creamos una coreografia de un nivel muy digno.
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